domingo, 11 de noviembre de 1973

Los astronautas vuelven diferentes del cosmos, Carol Ramis

Carole Ramis empezó sus colaboraciones con la revista Karma-7 a partir del número 12, noviembre de 1973. Se inició con traducciones de artículos suyos que había escrito originalmente para la revista alemana “Esotera”. Se convirtió en la delegada en España de esa publicación en exclusividad para Karma-7, en la cual, a su vez, entró como redactora en la sección de cosmología. Aquí tenemos su primera colaboración.

Víctor Estrada



LOS ASTRONAUTAS VUELVEN DIFERENTES DEL COSMOS

ASOMBROSO CAMBIO ESPIRITUAL EN ELLOS


Estimados lectores, cuando hayan terminado de leer este artículo que va a continuación, les sugiero piensen un poco sobre lo que en él se dice, entonces quizás encuentren muchas contestaciones a sus múltiples preguntas y dudas que les afligen, en nuestro planeta Tierra.

Karma-7 nº 12
Antes que la nave «Apolo 15» en julio de 1971 llegara a la Luna el astronauta Al Worden no tuvo nunca una especial inclinación hacia la sensibilidad, espiritualidad y más profundidad del alma. La poesía no significaba nada para él, pero durante sus solitarios viajes alrededor de la Luna, durante las excursiones de sus compañeros para explorar el satélite, él ha hecho un gran cambio interior muy significativo. Después de su regreso a la Tierra empezó hacer versos muy espiritualizados, de sus impresiones y nos muestra un profundo cambio en su alma y en su vida interior.

Esto es sólo un ejemplo de los fenómenos que experimentan los astronautas, que a pesar de la fama de todos ellos de tener falta de sensibilidad, de ser sólo técnicos fríos y matemáticos y de ser científicos materializados, se expandió entre ellos la profundidad espiritual, en la mayoría de los 32 viajeros espaciales. En muchos de ellos el cambio interior observado ha sido tremendo, una vez regresados a la Tierra.

El astronauta Rusty Schweickart del «Apolo 6» dijo «Yo, ya no soy el mismo ser humano que antes del vuelo, ni ninguno de nosotros es como antes». Hoy, Rusty Schweickart trabaja en una clínica para drogadictos en Houston, Texas, además es consejero psicológico por teléfono para toda la juventud descarrilada y fundador de un Grupo de Meditación Transcendental.

Ed Mitchell del «Apolo 14» declaró:
«Algo pasa en nuestro interior cuando nos encontramos en la estratosfera». Este cambio en su caso ha sido dejar la Astronáutica, divorciarse de su mujer y dedicarse exclusivamente a la E.S.P. (Percepción Extra Sensorial) y a la Parapsicología en general. Estos terrenos son los indicados, dice Mitchell, para realizar el acercamiento entre todos los humanos, a través del contacto telepático.

Para el astronauta Jim Irwin del «Apolo 15», el paseo lunar fue para él una experiencia religiosa. Irwin ha confesado: Estaba profundamente removido y noté claramente la presencia de Dios. Un mes después de su regreso a la Tierra dijo: «Yo sé que Dios me llamó para servirle». A continuación se hizo predicador de los Baptistas al sur de los Estados Unidos.

El astronauta Charles Duke reconoce que nunca antes se convenció con tanta seguridad del poder del Todopoderoso, hasta que miró desde su escotilla del «Apolo 16» el sublime paisaje lunar. Incluso el reservado Alan Shepard que fue el primer hombre en el cosmos, confesó, que evolucionó interiormente y su escepticismo sobre la existencia de Dios se desvaneció inmediatamente.

El famoso Neil Armstrong, el primer hombre que llegó a la Luna y hoy profesor para Ciencias Técnicas de la Universidad de Cincinnati dijo: «Durante mi regreso a Ja Tierra en el "Apolo 11" me impresionó muy profundamente el descubrir en la lejanía la Tierra, como una pequeña y maravillosa "perla azul". Desde aquel momento me encontré tan insignificante como pequeño».

Bill Anders del «Apolo 8» dijo cuando vio nuestra Tierra desde su nave: «Siento la precisión de la existencia de los humanos y sus apuros, como nunca antes lo había sentido».

Tom Stafford, el veterano de los vuelos espaciales del «Geminis 6 y 9», como del vuelo «Apolo 10», es el que resumió con más precisión su impresión del universo: «Nosotros no vemos el cosmos como americanos, sino humildemente lo veo como un simple ser viviente».
Michael Collins el hombre que se quedó en la nave del «Apolo 11», mientras Armstrong y Aldrin hacían la exploración de la Luna dijo lo siguiente: «Nunca jamás un hombre se ha podidc encontrar tan solitario como yo entonces, sin embargo me invadió una felicidad absoluta».

Carola Ramis
Algunos de los astronautas, como por ejemplo Buzz Aldrin, el compañero de Armstrong, encontró muchas dificultades al volver a la Tierra, tenía que hacer el papel de héroe como lo esperaba el público. Aldrin se volvió huidizo y delicado con sus nervios y se retiró tan pronto como pudo del público. Seguramente, algunos de los astronautas guardaban sus frías reservas en sus caracteres e incluso han alcanzado altísimos puestos en la industria y la técnica, pero como antes he dicho estos astronautas son la minoría en América, la mayoría de ellos han hecho un significativo cambio interior hacia la espiritualidad, incluso algunos hacia una fuerte inclinación religiosa.

Hemos desarrollado una imborrable conciencia cósmica, una insatisfacción de las circunstancias infelices terrestres y una impulsión interior de cambiar algo, hacia lo positivo. Quizás en este camino hacia el futuro se podrá demostrar que el programa Apolo, tan costoso monetariamente, ha valido la pena en el sentido «humanitario».

Sólo me falta añadir a este resumen de destino de los héroes espaciales, que deberíamos enviar a la luna a todos los seres humanos que tenemos tanta agresividad y afán materialista y sobre todo a todos los gobiernos del mundo que siguen experimentando con artefactos atómicos y provocando irreparables daños y muertes, provocando alteraciones sísmicas y meteorológicas en nuestro planeta... Sería un relax absoluto para ellos, que los llevaría a una máxima comprensión y consideración hacia su prójimo, al tiempo que también nos elevaríamos espiritualmente, porque sólo así podremos conseguir alcanzar las superiores dimensiones, tan anheladas por nosotros, los seres humanos «llamados terrestres».


CAROLE RAMIS
(Traducción de la revista alemana ESSOTERA, en exclusiva para K-7 en España)

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