Víctor Estrada
CAROL RAMIS:
«HABLO CON LOS MUERTOS»
Afirma que está programada por los extraterrestres. Dice: «Desde hace tres años tengo como un morse en el oído derecho. Es la señal de ellos».
—Me suceden cosas muy raras, muy extrañas.
Carol es rubia, alta y fuerte. Natural de Viena, llegó a nuestro país huyendo de la guerra. Aquí contrajo matrimonio con un español y aquí enviudó. Han pasado treinta años. Hoy, sin hijos que atender, Carol Ramis dedica todo su tiempo a estudiar los fenómenos que ella considera paranormales.
—Creo que, como en el caso del señor Franchetto, los extraterrestres me tienen programada. Además, me sucede otra cosa: yo puedo hablar con los muertos.
Carol Ramis es natural de Viena, llegando a España a consecuencia de la guerra. Se casó y enviudó aquí. |
¿UNA PROGRAMADA?
Luce un collar de plata, diseñado por ella misma, donde penden reproducciones del «hombre-pájaro» y unos pequeños «moais» que le trajeron de la misteriosa isla de Pascua. Sus anillos también son espectaculares.—Tengo que decirle que, desde hace tres años, siento un tic-tic continuo, algo así como el sonido que se oye al utilizar el aparato «Morse», en el oído derecho. Y como me molesta tanto, he procurado que alguien solucionara mi mal, pero no hay remedio. Por eso pensé que esto podía ser un aviso de los extraterrestres. Y así, un día les dije que me molestaba mucho, lo que tuvo efectos positivos, pues al día siguiente ya no sentía el tic-tic. Pero volvió, ¿sabe? De ahí que piense que me tienen programada.
—¿Tiene más «pruebas»?
—Muchísimas. Todo lo raro me sucede a mí. Mire..., el año pasado, recién llegada de Viena, me despertaron a las cinco de la madrugada y oí una potente voz que venía de la calle. El sonido era muy fuerte. «Ummo, Ummo, Ummo», decía la voz.
—¡Vaya!
—Y eso ocurrió en tres ocasiones. Por otra parte, el otro día me sacaron unas fotografías al lado de un busto de Nefertiti y... ya lo ve usted..., en la fotografía, al lado de mi cara, aparece una mancha, un ectoplasma. ¿Cómo se explica esto? Nadie lo sabe.
¿VENDRÁN PRONTO?
En su casa hay abundantes alusiones al tema extraterrestre. Ella misma ha diseñado, en plata, la constelación de Ganímedes.—Sinceramente, pienso que me están utilizando para que hable de estos temas y siembre la paz en el mundo. Y yo no he visto a los extraterrestres, aunque sí sus astronaves. Vi cuatro en Barcelona y otras tantas en Palma de Mallorca.
—¿Le gustaría hablar con ellos?
—Sí, pero no va a ser muy fácil este encuentro, porque nosotros, en la Tierra, estamos desfasados mentalmente de los extraterrestres. Ellos están en otra onda y nosotros aún no estamos preparados.
—¿Dónde está el problema?
—En nuestra actitud, no lo dude. Debemos desterrar el afán bélico de nuestras mentes y los experimentos atómicos del mundo. Sólo así, cuando únicamente pensemos en la paz y olvidemos toda agresividad, ellos vendrán y establecerán contacto.
—¿Habrá que esperar mucho, Carol?
—Pienso que no. Cada día habrá más fenómenos en la Tierra y nuestra mente se irá preparando para que podamos verles y aceptarles sin traumas.
Carol Ramis, con un extraño aparato, llamado "psicofón", en las manos. Este aparato lo utiliza para lograr la comunicación con los muertos. |
VÍA PSICOFÓN
Carol Ramis tiene en su céntrico hogar barcelonés un extraño aparato. Se llama psicofón.—Es un invento de Jurgenson, construido por el ingeniero Franz Saidl, de Viena. A través de este aparato, las ondas de energía se elevan y entran en otras dimensiones, donde las fuerzas astrales pueden manifestarse. En suma, con este aparato se puede hablar con personas que han fallecido.
—¡Increíble!…
—Pues. empleando el psicofón, hemos hablado con Pablo Picasso, Lex Barker, Manolete, Nino Bravo, Pablo Neruda, Marilyn Monroe... y un sinfín de personas ya desaparecidas. Casi todos contestaron.
—¿Algunos, no?
—No, porque depende del estado en que se encuentren. Salvador Allende, por ejemplo, que fue presidente de Chile, no nos ha contestado jamás. Yo he sacado la conclusión de que este hombre se suicidó y, entonces, no podrá contestar a nuestras preguntas.
—¿Hay más casos?
—El de John Kennedy, por ejemplo. Kennedy tampoco ha contestado. Supongo que, como su muerte fue tan violenta, puede que aún no se haya dado cuenta de que está muerto. Y así tampoco responden.
EL MÁS ALLÁ
El reportero escucha. Es su tarea. Y no vale la pena entrar en polémica, dado que Carol Ramis está totalmente convencida de lo que cuenta.—¿Qué les dijo Picasso?
—A Picasso le preguntamos si estaba conforme con el reparto de su herencia. La respuesta fue una negativa rotunda, acompañada de un fuerte golpe. Se le notaba enfadado, muy enfadado.
—¿Y Nino Bravo?
—Contestó muy pronto, sin problemas. Muchas personas fueron testigos. Dijo que estaba bien.
—¿Y Manolete, el torero?
—Manolete, respondiendo a una pregunta, dijo que el gran amor de su vida había sido una mujer llamada Guadalupe. Algunos miembros de su familia, amigos míos, estaban presentes y dijeron que era cierto. Otra persona le preguntó si estaba en la Gloria y aquél contestó con dos palabras: «He llegado».
—¿Qué sucedió con Pablo Neruda?
—En este caso, una amiga mía, intelectual, inquirió del que fue gran poeta si había terminado de escribir su última obra, o la habían concluido su mujer y amigos. Contestó: «Concluyendo», lo que indica que él no la terminó, cosa que se verificó después.
LEX Y MARILYN
«¡Meigas fora!», dirá algún gallego al leer estas líneas. Seguro. Pero aún hay más: Carol, a través del psicofón, ha descubierto que Marilyn Monroe murió asesinada. Esto cuenta:—Le pregunté si murió de muerte natural, o asesinada. Cuando yo pronunciaba la palabra «asesinada», se escuchó un «yes», un «sí» rotundo, trágico.
Carol acostumbra a realizar estas experiencias en compañía de otras personas.
—Hace poco, en la Costa del Sol, pudimos hablar con Lex Barker, uno de los actores que encarnaran en el cine el papel de Tarzán. Bueno..., pues Carmen Cervera, la que fue su mujer y amiga mía, le hizo una pregunta en italiano, yo también la formulé en castellano, y Lex respondió en inglés, su lengua materna. Nos pareció que estaba muy enfadado.
—¿Qué le preguntaron?
—Carmen le dijo: «¿Necesitas algo, Lex?». El contestó. molesto: «Nothing», o sea, nada. El tono, como le digo, era el de un hombre muy enfadado.
—¿Y usted habla a diario con el Más Allá?
—No puedo, porque me absorbe mucha energía...
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